Tiene 28 años, aunque aparenta menos. Cierta timidez en sus gestos y una disposición plena a ayudar. Así es Erich Schottstaedt, un muchacho californiano que durante cuatro meses ejerce de auxiliar de conversación en el Agustín Gericó.
Erich entra en el aula y enseguida capta la atención de los chicos, que le acribillan con todo tipo de preguntas. Él trata de dar respuesta a todo, muy solícito. Desde el centro se plantean diferentes dinámicas en los que la ayuda de un profesor nativo resulta enriquecedora. Una de las más divertidas ha sido el ‘Pasapalabra’ en inglés en el que se vio sometido a los rigores del rosco elaborado por los estudiantes de 1º de ESO B. «Begining with or containing», esto es, empezando o conteniendo determinada letra.
Se confiesa un enamorado de la cocina española y no duda en señalar el «octopus» (pulpo) como el plato que más le gusta. «Por supuesto, con sus patatas y su pimentón», matiza el norteamericano, al que también, cómo no, se le hace la boca agua cuando oye hablar de paella. Eso sí, en su caso la de «seafood» (marisco).
¿Y a qué dedica el tiempo libre? Pues «a dar paseos por la ciudad en bicicleta, viendo tiendas, parando a tomar algo en cualquier bar…», señala Erich, que simpatiza «tanto con el vino como con la cerveza, aunque con moderación».
De su estancia en el Agustín Gericó, donde aún le resta trabajo hasta el mes de mayo, afirma que ha encontrado «mucho apoyo por parte de alumnos y profesores», lo que está haciendo que «resulte mucho más agradable».
Define Zaragoza como «una ciudad de mucho sol», seguramente porque ha asistido a uno de los inviernos más atípicos de su historia.